sábado, 30 de abril de 2011

Cómo leer poesía

Querido amigo:

A tu pregunta respondo que considero mucho más difícil leer poesía que hacerla. Lo comprobarás fácilmente en cualquier librería.
!Los libros de poemas son tantos! Tan pocos los que se venden y menos aún los que se leen. Te explicaré el motivo.
Para hacer poesía solamente debes dejar que la sangre que impulsa tu corazón llegue hasta la punta de los dedos de tu mano derecha -o izquierda, si eres zurdo-. Una vez allí, se mezclará con la tinta que fluye sobre el papel y… !Ya está! Ahora tienes un poema y mucha más salud en el cuerpo.
En cambio, para comprender poesía, la tarea es más complicada. En primer lugar debes hallarla. Cualquier poeta no es compatible con cualquier lector. Pasa como con los grupos sanguíneos. La transfusión sólo es posible si hay compatibilidad de factores. Y así como un grupo sanguíneo inadecuado puede generar anticuerpos, así ocurre con la lectura equivocada. Es fácil reconocer a las víctimas de transfusiones mal hechas, porque ya no quieren saber de nada con lo poético. Lo rechazan, lo ven aburrido, incoherente, incomprensible.
Pero la buena noticia es que tiene remedio. Como otras muchas cosas, el rechazo se cura aumentando la dosis. La poesía no es un medicamento, pero sí un buen remedio para los dolores del alma. Sus efectos curativos son el motivo por el cual el hombre hace poesía desde tiempo inmemorial.
Todos estamos capacitados. Tanto desde la filogenia como desde la ontogenia, está demostrado científicamente, que hacer versos y rimar son habilidades innatas y naturales que cualquiera posee. Lo prueba que todos, alguna vez, transpiramos un poema.
Pero vamos a lo nuestro, que es lo de leer. Te decía que hay que disponer de poesía en abundancia para apropiársela de forma adecuada. Afortunadamente, hoy disponemos de enormes bibliotecas, tanto físicas como virtuales, donde hallarás todas las obras de los poetas muertos. Los vivos te harán llegar las nuevas a medida que las van descubriendo. Sólo debes estar alerta.
Una vez que tengas lo necesario, puedes empezar. ¿Cómo? Alcanza con poner una mano sobre tu corazón. Si late más de prisa, vale, ese es el poema que te hace vibrar, tómalo. !Ya estás leyendo poesía! Si no sientes nada, sigue adelante, cambia de poema o de poeta.
No leas porque “hay que hacerlo”, terminarías generando anticuerpos. Tampoco abandones a la primera, porque para leer poesía necesitamos sincronizarnos con el poema, hallar su ritmo, buscar su cadencia hasta hacerla nuestra.
Recuerda que necesitas estar tranquilo -y solo- para dar tus primeros pasos como lector. No se puede descubrir la poesía en medio de un griterío infernal exigiendo o aconsejándote.
Aunque, por supuesto, se puede estar solo entre mucha gente. El silencio al que me refiero está más relacionado con la actitud que con la multitud.
Me explicaré mejor. No puedes leer un poema pensando “todos hablan de Neruda (o deDalton, o de Borges, o de Byron) tengo que conocerlo”. !No! De veras te digo que así no te sirve. Sólo estás permitiendo que otros lean por . ¿Y dónde está escrito que tenemos los mismos gustos?
Por supuesto no niego el beneficio de compartir la experiencia con amigos, pero amigos de la lectura, no de la “cultura”. Porque estos, aunque lean, no pueden encontrar poesía.
Seguramente a estas alturas estarás pensando que es un camino arduo y solitario, y tienes razón. Es un camino hacia el corazón del otro para encontrarte, al final, contigo mismo. ¿No nos pasa cuando nos enamoramos? Por eso el amor y la poesía siempre andan juntos.
Sin embargo, me replicarás, hay poemas de barricada, poemas de palo y de hueso, poemas inspirados en la bronca. Y es cierto, pero si aprendes a leer, descubrirás que los poemas del odio son los más maravillosos poemas de amor. Los que llegan para ocupar su lugar cuando el amor se va. Son el aullido del lobo llamando a la loba, el grito de alerta del humano al hermano, la queja del amante usurpado, la garganta desgarrada en el último intento.
La poesía contiene la magia de la vida, como ya habrás notado. Y la magia, siempre, necesita de la ausencia.
Cuando haces algo y sabes por qué lo haces, cómo lo haces y para qué lo haces: ¿Dónde está la magia?
Los poemas del odio están llenos de amor, porque lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Y la indiferencia no anda bien con la poesía.
Si te dejas atrapar por las certezas, de verdad te digo, nunca podrás leer un poema.
La magia permanece donde las explicaciones huyen. Llega cuando el razonamiento fracasa. Acude donde la carencia se impone. Es compañera del miedo, de la inseguridad. Es aliada de la nostalgia, testimonio de la ausencia. Mensajera de la esperanza. Novia de lo fugaz.
La poesía es el resumen de lo más noble de la inteligencia humana. Si quieres lo mejor de tus compañeros de viaje, lee sus poemas. Los poetas buscan resquicios y construyen barricadas con palabras. Se infiltran como guerrilleros del alma e invaden sitios insospechados, menospreciados.
Una vez fueron de tinta y se derramaron sobre cualquier papel que estuvo a su alcance. Hoy, invaden otros espacios. Se asoman, silenciosamente, por el borde de las pantallas. Tejen una enorme red. Pero no te confundas, no te invaden, te seducen, te buscan, te esperan. Son hackers de la ternura.
Quieren estar cerca tuyo cuando aparezcan los primeros versos en la punta de la yema de tus dedos. Les gusta ser testigos del nacimiento de cada nuevo poeta para darle la bienvenida.
Por eso, no te resistas más y lee poesía.
Tu amigo de siempre:
Dante

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Cómo leer poesía by Ada Fanelli is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en oficinadecorreos.blogspot.com.

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