domingo, 24 de abril de 2011

La Felicidad


Mi amor:

Hoy me preguntaste si soy feliz y tu pregunta me sorprendió.
Cuando la felicidad llega a nosotros es tan suave que no la notamos, parece rocío cayendo desde el cielo, aunque, sin embargo, eso no es cierto.
La felicidad es una semilla minúscula que debemos saber cuidar proporcionándole la humedad necesaria, protegiéndola de las inclemencias del tiempo y de otros excesos. Demasiado sol o demasiada lluvia, heladas, tempestades.
Para verla crecer se necesita mucha paciencia (la paciencia es la ciencia más importante porque es la ciencia de la paz).
Un día esa pequeña semilla se abre paso entre los terrones de barro que parecían tenerla prisionera estirándose hacia el cielo. Entonces los cuidados deben ser aún mayores. Hay que evitar a toda costa que el pequeño brote sea pisoteado por los distraídos o devorado por los hambrientos.
Si le damos la atención suficiente, el débil tallo se transformará en árbol y su tronco se cubrirá de un tupido follaje que nos protegerá de los rayos del sol en verano. La madera de sus ramas arderá generosamente calentando nuestro hogar en las noches de invierno y al llegar la primavera se encenderá de flores.
En otoño, cuando la brisa llene el aire de pétalos perfumados, parecerá que la felicidad cae sobre nosotros como rocío desde el cielo.
Por supuesto, se trata sólo de una ilusión. Ella hunde sus raíces en la tierra y crece cada día gracias a nuestros esfuerzos.
Como seguramente podrás comprobar un día, la felicidad es producto del trabajo. Por ejemplo, el trabajo que invertí todos estos años en ti, y que hoy me proporciona la felicidad mas grande, la de ser
Tu mamá.

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La Felicidad by Ada Fanelli is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en oficinadecorreos.blogspot.com.

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