sábado, 21 de mayo de 2011
Carta abierta a las mujeres Talibanas
"Es necesario haber sido feliz para saber qué es la felicidad"
Abundan en la prensa los artículos donde se compara a las mujeres musulmanas con las occidentales. No es extraño, pues gracias a la antropología sabemos que toda guerra es una guerra por las mujeres, y parece que también somos un elemento importante en el actual conflicto de Oriente Medio. Pero con un matiz: Desde Occidente (el Occidente global) nos quieren vender guerra apelando al lugar que ocupan las mujeres, como justificación (entre otras) del genocidio que se está perpetrando. Se compara sus condiciones de vida con nuestra libertad para vestir, trabajar, estudiar, divorciarnos.
Y esta situación me hace recordar otra: la guerra fría, cuando se intentaba seducir a los comunistas (los talibanes de entonces) prometiendo las maravillas del capitalismo. ¡Pobres! Les dio tanto trabajo tirar el muro para terminar viendo Gran Hermano en colores ¿Qué pensarán, ahora? La inflación, el desempleo, la maffia y los jeans. Qué paradoja: ¿sabías que las hamburguesas son un invento ruso?).
Como mujer que trabaja con y para mujeres, me siento moralmente obligada a alertar a nuestras colegas del otro lado del mundo.
¡Chicas! si esperan recorrer el camino a la posmodernidad confiando en nosotras, mujeres modernas, como modelo de vida: ¡Escuchen antes, que después no hay reclamo!
Después de muchos millones de años de sojuzgamiento como el que todavía sufren ustedes, un día, empezamos a recorrer lentamente el camino hacia lo que se ha dado en llamar la liberación femenina. Con las esperanzas depositadas en nuestras hijas más que en nosotras, para no verlas sufrir nuestro mismo karma, las mandamos a estudiar. Fue un tránsito realizado sólo entre mujeres, nadie nos hizo upa.
Al principio nos copiamos de padres, esposos e hijos y nos pusimos los pantalones largos (los cortos siempre los habíamos llevado abajo de la falda, así como ustedes se pintan y usan minifalda bajo el shadór)
Aprendimos sus tareas, y aprendimos a seducirlos para que nos dejaran hacerlas. Fuimos, y somos, sus ayudantes y auxiliares, secretarias y electoras. La democracia se usa para elegirlos, muy pocas de nosotras nos dedicamos a la política, y no es que no nos guste, pero casi todas las reuniones se hacen de noche ¿y quién se queda con los chicos, quién prepara la cena?.
¡Ojo!
Acá también, todavía mandan solamente unos pocos. (Mientras, los otros se hacen mala sangre porque no mandan).
¡Chicas! Tal vez les estén llegando algunos cantos de sirena, así que tenemos el deber de avisarles:
Seguramente les habrán dicho que somos libres de usar lápiz de labios y otros maquillajes. Pues bien, voy a desilusionarlas. No lo somos, nosotras estamos obligadas a hacerlo. La que no se vea bonita, simpática y seductora (lo que acá se llama “ser femenina”) muy difícilmente será elegida para formar una familia o aunque sea para...ya saben qué.
Claro que nos ha llegado la terrible noticia de que allá les recortan el clítoris ¡Qué espanto! A nosotras, por suerte, no. Antiguamente le pasaba a las que eran muy exaltadas, es decir, calentonas, histéricas, gritonas o...¡locas, bah!
Ahora, afortunadamente, tenemos el psiconálisis en nuestras vidas y esas cosas ya no pasan.
Sexualmente, se nos permite hacer prácticamente de todo, eso sí, si mantenemos un aspecto juvenil y lozano. De lo contrario, a nosotras también nos cortan y recortan todo lo que cuelga. El clítoris no, pero si las tetas, la papada, los glúteos, y cualquier otra parte del cuerpo que no cumpla el estandar marcado por nuestra cultura, es decir, una bombachita talle 36 y un corpiño talle 110.
Después de tanto sacrificio, a uno lo que se le cortan son las ganas. Eso está muy mal visto. Hay que llegar siempre a un buen orgasmo para no frustrar a nuestra pareja que tanto se esfuerza por darnos placer.
Pero mejor hablemos de otra cosa.
Por ejemplo, les cuento de la libertad de trabajar. Pasa igual que con el maquillaje y la ropa, no solo podemos: debemos.
Con esto de la monogamia, cada una se ocupa de un hombre, sus hijos, (los que tuvo con una o con la otra) la casa, la cocina, la limpieza y de conseguir plata para mantener todo eso. ¡¿Que?! No, la plata que ganamos no es para nosotras, es para la casa. ¡Si con la, lo que él trae no alcanza!
Solas, porque cuando estás casada es difícil que te juntes con otra ni para protestar. A la mayoría de los maridos no les gusta que nos frecuentemos demasiado entre las amigas (igual no tenemos mucho tiempo, y los teléfonos globalizados son carísimos). Por eso les advierto: lo de la monogamia piénsenselo muy bien. Es mucho laburo encargarse de una casa y a lo mejor entre varias puede ser más fácil y entretenido. Claro, si te llevás bien ¿no? ¿Ustedes como hacen?
Volvamos a nuestra historia de mujeres liberadas. En una de las últimas guerras nos mandaron a las fábricas, porque nos necesitaron para ayudar con las balas mientras ellos estaba en el frente. !Sos una tarada, pero cuando te necesitan te llaman!
La guerra es terrible ¡Qué les voy a contar que no sepan! Muchos soldados no volvieron, y las viudas, pobrecitas, tuvieron que seguir trabajando para mantener a los huérfanos. Otras no dejaron de hacerlo porque les gustaba.
Después de todo, emplearse es muy sacrificado, pero al menos se sale y se conoce gente. Cuidás a tu marido en tu casa y a tu jefe en el trabajo, y variás un poco. Ellos chochos, porque tienen una mujer en el hogar y otra en la oficina. Si, puede ser un poco parecido a la poligamia, pensándolo bien.
Me dijeron que el Corán permite hasta cinco esposas siempre y cuando el marido las pueda mantener a todas. Bueno, queridas mías, si es por eso, acá, a la mayoría, no les da ni para ser monógamos.
Así que muchas vivimos sin hombre, aunque no nos guste. Los tipos son tremendos, pero cualquiera de nosotras se muere por tener uno. Si sos linda, un poco viva y no te importa que te digan lo que tenés que hacer, entonces podés conseguir que te mantengan, y te pongan una casa (para que se la cuides). Pero si pudiste estudiar, y ganás tu propia platita, la casita la ponen entre los dos.
Eso sí, se discreta, porque si se nota mucho tu independencia él se puede sentir menoscabado. Y acá, con lo que te manejan es con el silencio y las caras largas. O sea que, a veces, el shador vendría bien para ponérselo a ellos.
Pero sigo. Si no tuviste suerte y no sos ni mona ni estudiosa ni rica heredera, te tenés que emplear en casa de otra, donde es todo igual, pero el tipo de ahí a vos no te c...y si te c.. no tiene que enterarse la mujer. Está muy mal visto que la empleada y la patrona usen lo mismo. Algunas se quejan de esos trabajos por que si no te dejás te hecha el marido, y si te dejás, te hecha la mujer.
Hay que reconocer que somos celosas. No se para qué la exclusividad, pero es así.
¡Con el trabajo que da! ¡Nunca alcanza nada! Al final no sabés qué hacer. Si trabajás y dejás a los chicos con extraños, sos la culpable de la ruina del hogar y la decadencia de Occidente. Si no trabajás, sos una cómoda que lo carga a él con todo el peso de la responsabilidad. Si no querés un embarazo, sos una asesina, si los querés todos, sos culpable del desequilibrio demográfico y el hambre en el mundo. Si no estudiaste, no podés opinar sobre lo que él dice, si estudiaste, sos una pedante que se las sabe todas.
Si ganás plata, tratá de que no sea más que tu marido, para que tu sueldo no lo humille.
Si no ganás, no le pidas que se esfuerce y arreglate con lo que venga, podría sentirse presionado. Si no tenés ganas de hacerlo cuando él quiere, sos una frígida, y si querés cuando no quiere él, una....... Si se queda sin trabajo no te preocupes, porque lo podrías deprimir con tu ansiedad, y si trabaja tanto que no lo ves nunca, ni se lo menciones, porque serías una demandante que no lo deja tranquilo. Se explicarán por qué luchamos tanto hasta conseguir el divorcio.
Igual, no es ninguna maravilla. Si vos lo pedís, te castiga con la plata de los alimentos. Si te dejó él, puede olvidarse hasta de que los chicos comen y consiguirse otra a la que mantenga el ex-marido. A su vez, una puede conseguirse otro marido para mantenerlo, porque él mantiene a los hijos que tiene con su ex-mujer ( yo tampoco entiendo como es, pero es así)
Al final, muchas vivimos solas porque les agarramos miedo a los hombres. O porque ellos nos tienen miedo a nosotras, no se.
¡Pero a no desesperar! Hay opciones. Se puede tener uno o varios novios (mejor varios, por si alguno se borra).
Te lleva a pasear, duerme con vos, pero no en tu casa (se llama cama afuera). Ahora estamos probando este estilo. Mientras no te pongas sentimental, anda bien.
Pero eso si, chicas, lo que tiene de bueno la liberación es que nosotras vamos a donde queremos. Ah, que ustedes también porque abajo del shador no las conoce nadie...
Bueno, como se suele decir...quien avisa no es traidor, y los hombres, turbante más o menos, ¡Son todos iguales!...
Sepan la verdad de lo que pasa acá, para que no les vendan espejitos de colores...¿no?.
La liberación no la esperen de la O.T.A.N., mejor se la hacen ustedes mismas, que en este mundo nadie regala nada.
Antes de terminar hay un tema muy importante: nosotras estamos en contra de la guerra, que de todas las cosas que nos hacen los hombres es la única que no se la vamos a perdonar nunca.
Otra advertencia: Si es mejor no creerse lo de la independencia femenina, lo de la prensa independiente te lo tenés que creer menos todavía.
Por eso, nosotras preferimos preguntárselo directamente.
Si tienen algún ratito libre, escriban.
Qué piensan de la guerra, de cómo se matan y te arruinan el trabajo de criarlos toda una vida. No importa el color, ni las ideas, ni la religión. Se me parte el alma, porque, de lo que estoy segurísima, es de que cada soldado tiene una madre .
Bueno, che, no se olviden de escribir. De eso y de cómo se las arreglan con lo demás ¿no? Esto de ser mujer no es nada fácil en ningún lado. Me parece.
Una mujer occidental
(posmoderna y liberada)
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Creado a partir de la obra en oficinadecorreos.blogspot.com.
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